No hay nada mejor que empezar el día con una ducha para despejarnos y empezar mejor nuestras mañanas. Aunque he de reconocer que yo soy de las que me encanta ducharme por la noche, así duermo mucho más relajada y, por qué no confesarlo, así puedo dormir más, que me cuesta la vida levantarme por la mañana, soy súper dormilona!!
Otra de las cosas que me encanta de la ducha es hacerlo con agua muuuuuuuy caliente, me encanta el agua casi hirviendo! tanto en la ducha como en el baño… y lo cierto es que no es nada bueno… Además de que agota y te sientes mucho más cansado al ducharte o bañarte con el agua tan caliente, porque baja mucho la tensión, lo cierto es que ducharte (o más bien, terminar la ducha) con agua fría tiene muchas propiedades beneficiosas para la salud:
– Estimula nuestras defensas, preparando al cuerpo contra ataques de virus o infecciones externas.
– Mejora la circulación: una de las frases que recuerdo de siempre de mi padre (operado de varices hace muchos años) es que siempre termina la ducha con agua fría, especialmente en las piernas, para favorecer la circulación y evitar los problemas de varices y pesadez de piernas.
– Favorece la elasticidad y firmeza de la piel.
– Reduce el estrés y la ansiedad, liberando tensiones y despejando la mente.
– Ayuda a evitar la retención de líquidos en el organismo.
– Seguro que habéis oído mil veces también que es buenísimo para el cabello terminar la ducha con agua fría, para mantener la hidratación del pelo y aportarle más brillo, además de prevenir su caída.
En definitiva, se trata de un hábito saludable que, poco a poco, debemos ir incorporando en nuestra rutina diaria. No consiste en meterte de repente en la ducha con el agua helada! Sino, poco a poco, ir aumentando la temperatura de la ducha. Yo llevo unos meses haciéndolo y, aunque me cuesta muchísimo, he conseguido bajar de los 40 grados (sí, 40!) a los que empieza mi ducha, a termina sobre los 36, que sigue el agua calentita pero más fresca de lo que suelo tenerla habitualmente. Cuando me animo un poco más, la bajo más aún para las piernas y la cabeza, y la verdad que se nota muchísimo el efecto beneficioso. ¿Lo habéis probado? Veréis cómo, poco a poco, vais notando que os sienta fenomenal.
7 Comments
sonymingoss
6 julio, 2014 at 9:57 pmHola te acabo de conocer me gusta tu blog ¿quieres que nos sigamos? me encantaria,
te espero en el.
http://sonymingoss.blogspot.com.es/
majeurra
6 julio, 2014 at 10:06 pmGracias Sony, ahora me paso por tu blog, un besito y gracias por pasarte y dejarme tu mensaje!
Isabel Teis Tarinas
7 julio, 2014 at 8:10 amYa lo he hecho esto de terminar la ducha en agua fría pero la verdad es que no lo soporto, la ducha caliente me sienta mucho mejor precisamente por esto porque me relaja..
Ana
7 julio, 2014 at 4:52 pmEn verano, aún, pero con lo friolera que soy, en invierno ¡imposible!
M Angeles Guerra Rodriguez
8 julio, 2014 at 12:00 pmSiempre acabo la ducha con agua fresquita.
angeles
8 julio, 2014 at 9:33 pmYo no soporto el agua muy caliente pero la fría tampoco, lo he intentado pero me resulta imposible. Mi temperatura preferida es la templada
Belen de bellepoque
8 julio, 2014 at 9:54 pmTotalmente de acuerdo, yo que me he operado de varices hace años practico sobre todo por el verano esta costumbre, pero por el invierno y en el norte ….. uff 😉 cuesta mucho. jaja
Un besín
LOOK PLAYERO CON PAREO HINDU